miércoles, 20 de abril de 2016

Extintos en libertad: la paradoja del Ciervo del Padre David

Hoy dimos con esta peculiar historia a través de Gerald Durrel. El Elaphurus davidianus, o ciervo del padre David, es conocido en chino como sì bù xiàng ("Ninguno de los Cuatro"). En la antigua China, este animal era tenido casi por un animal mítico compuesto por las partes fusionadas de otros cuatro: cuernos de ciervo, cuello de caballo, patas de vaca y cola de asno.

Occidente conoció esta especie a través del misionero y naturalista francés Armand David, tras su trabajo en China a mediados del S.XIX. Para entonces este mamífero ya hacía años que se había extinguido en libertad, y apenas una manada sobrevivía en cautiverio en el Parque Imperial de Caza, al sur de Beijin, una especie de coto combinado de caza y de placeres de los emperadores de China, totalmente rodeado por una alta muralla de mas de setenta kilómetros de largo. La manada era estrictamente custodiada por soldados tártaros y cualquier persona que amenazara a los ciervos era sentenciada a muerte.

Cuando, a través del padre David, los zoos de Europa tuvieron noticia de esta nueva especie de ciervo quisieron tener especímenes para exhibirlos, y tras largas negociaciones diplomáticas, el emperador chino donó algunos ejemplares al embajador francés. Treinta años después hubo grandes inundaciones en torno a Beijin; el río Hun-Ho se desbordó, arrasó los campos, destruyó las cosechas y redujo a la población al hambre. Las aguas también socavaron la gran muralla en torno al Parque Imperial de Caza. Parte de ella se derrumbó, y por esos huecos la mayoría de la manada de ciervos del Padre David escapó al campo circundante, donde los campesinos hambrientos los mataron y se los comieron, quedando en el Parque Imperial menos de 30 individuos. Finalmente, durante la Rebelión de los Boxers, tropas europeas ocuparon los jardines de caza imperiales y acabaron con la manada con el fin de alimentar a los soldados.

Así perecieron en China estos ciervos, pasando los supervivientes a vivir cautivos en la reserva del duque de Bedford en su finca de Woburn en Berdfordshire, Inglaterra. Y el destino de la última manada china del ciervo de David fué morir en efímera libertad siendo el alimento de campesinos hambrientos o sobrevivir en cautiverio como rareza privada de adinerados filántropos en Occidente.

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